Tara Verde

Tara Verde, los elefantes y el feminismo

Ayer leía la historia de Tara, la Madre de Todos los Seres, en la página de Budismo Kadampa de Madrid. Tara es un buda femenino que manifiesta la sabiduría última de todos los budas. A la principal de sus formas, de color verde, se la conoce como Madre de Todos los Vencedores.

Por la noche vi un documental de Netflix, “Jim & Andy”, donde Jim Carey cuenta cómo interpretó a Andy Kaufman en la peli “Man of the moon”. Sobre el final, Jim habla de su padre que, aunque era un gran humorista, entregó su vida a la seguridad de un trabajo de contable para mantener a su familia. A los cincuenta y un años lo echaron y se hundió en una depresión que le duró hasta su muerte. Jim concluye que si vas a fracasar, fracases siguiendo tu sueño. No está mal.

Hasta aquí tenemos dos elementos: la Madre de Todos los Vencedores, por un lado, y un hombre exitoso como Carey, por otro. Combinan perfectos. Tara protege a Jim. A nosotros, eternos perdedores, que nos den. No es que me moleste, es lo que ha pasado siempre y uno hasta se acostumbra.

Sin embargo, aún con mi cabeza alelada por las horas dedicadas a telediarios, deduje que esto no debía ser así. Que no, que el budismo no podía separarnos según nos fuera bien o mal en la vida, que esos eran los calvinistas y ya los había estudiado Weber y denunciado Carlitos, el rojeras.

Descubrí que para los budistas, “vencedores” son aquellos que han iniciado su lucha contra los enemigos internos (el odio, por ejemplo). Y hay una buena noticia: nosotros ya estamos en ello, por eso hemos renacido como humanos y no como sanguijuelas o banqueros.

Así que, al igual que Carey, yo tenía ahora una madre en la que podía refugiarme. Y pedazo de madre, porque Tara nos libera de los ocho temores externos: a los leones, a los elefantes, al fuego, a las culebras, a los ladrones, al agua, a la esclavitud y a los espíritus malignos. Y de los internos, que surgen surgen del orgullo, la ignorancia, el odio, los celos, sostener teorías erróneas, el apego, la avaricia y la duda perturbadora. ¡Siempre quise una madre que me protegiera de los elefantes!

La primera feminista

Continué leyendo sobre Tara y descubrí que para algunos autores se trató de la primera feminista de la historia. En la época en que vivió Tara (que fue una princesa y personaje histórico, similar al buda Shakiamuni) solo alcanzaban la iluminación los hombres, por eso cada maestro que la conocía le sugería que se pidiera un cuerpo de varón para la próxima vida. Pero Tara se negaba. Una de sus respuestas fue: “Son muchos los que quieren alcanzar la iluminación suprema en un cuerpo de hombre, pero pocos los que desean obrar por el bien de todos los seres en un cuerpo de mujer. Hasta que este mundo quede vacío, yo velaré por el beneficio de todos los seres sintientes en un cuerpo de mujer”.

Esa frase es una maravilla de amor. Porque acepta vivir en la condición más desfavorecida por la sociedad, con el fin de mostrar el error de ese prejuicio, y afirma que permanecerá en este mundo de dolor, renunciando a los privilegios del paraíso de los grandes maestros, hasta que el último de nosotros alcance la iluminación.

Me viene a la mente la superproducción americana llamada “2012”, en la que un grupo de ricos, ante el inminente fin del mundo, deciden salvar lo mejor de la sociedad (a ellos mismos) y, en las puertas de una gran nave tipo arca, les pisan las manos a los que intentan colgarse para no morir fuera. También recuerdo una charla de Diego Cañamero, diputado español, en la que explicaba que renunciaba a todos sus privilegios y a más del ochenta por ciento de su sueldo, quedándose solo con el salario de jornalero, para no olvidarse nunca del sufrimiento de la gente a la que representa.

Los Kadampa dicen que si confiamos en Tara, ella nos protegerá de todos los obstáculos y cumplirá nuestros deseos. Yo soy un necio para las religiones, sinceramente, y no llego a comprender cómo funciona esto de pedir y recibir. Recuerdo a un amigo que caminó de rodillas dos kilómetros para ver a una virgen y cuando llegó le dijeron que se había equivocado de pueblo. Al pobre le dio un ataque de presión y una infección en las piernas que lo tuvo postrado por un mes. Si yo hubiera sido esa virgen le habría concedido el deseo igual. Sin embargo, ya pasaron quince años y su equipo sigue sin salir campeón. No lo entiendo. En el documental, Jim Carrey dice que escribió en un papel que recibiría diez millones de dólares y un año más tarde se lo pagaron. Yo a los trece años le escribí un poema a una chica y nunca más quiso verme. Mi amigo todavía renguea.

Mi pedido a Tara

Si hay alguien leyendo este bodrio seguro que piensa, ¿dónde quieres llegar, alelado? Bueno, lo que a mí me preocupa es que hay cinco mil millones de personas en el mundo, sobre los ocho mil millones que somos, pasando hambre. Hoy, mientras hablaba con un amigo en el metro sobre la putada de que volviera el neofascismo a América Latina, un señor nos interrumpió y me dijo, “al menos este sistema es exitoso”. Le pregunté si se refería al Android del teléfono Samsung que usaba para señalarme. Miró el aparato y a mí como si yo fuera idiota. La esposa se lo llevó, cerraban las puertas. No pudimos aclararnos.

Como decía, son cinco mil millones de personas muriendo de hambre. Y también me preocupa que de los otros tres mil, dos mil novecientos estemos jodidos, a otra escala que los pobrecitos que se mastican los dedos porque no les queda comida, pero estamos jodidos. Así que voy confiar sinceramente en Tara y voy a hacerle un pedido, dejándolo por escrito, porque así le funcionó a Jim y porque tengo una falta de hábito religioso tan grande, que si me entrego a la oralidad de la oración mañana me olvidaré de volver a suplicar y no surtirá efecto.

Va en argentino que me sale mejor: divina Tara, te admiro de todo corazón porque elegiste proteger a los más débiles y enfrentar a los poderosos y me gustaría ayudar a que los desfavorecidos de esta época plantemos cara al poder con tu misma valentía. Sos enorme. Y creo que vos de verdad sufrís por todos los que la pasamos mal y los que la pasan peor. Por eso te pido que ablandes los corazones de los psicópatas que se están cargando el mundo o que nos des una mano para echarlos a patadas y así cuidar nosotros hasta del último de los seres sufrientes, como les dijiste a los monjes machistas. A los elefantes dejalos tranquilos que era broma, me encantan. TQM.

Foto: Alice Popkorn